Libreta de Canciones de aquellos días con dibujo hecho por Paqui "El Caña"
El Hospital de San Carlos en San Fernando fue lo más cercano a un hogar en este período de mi vida.
Parece de chiste pero casi fue así. El que me conoce sabe que le tengo pánico a los hospitales.
Me imagino que es por que en el pasado significaban separaciones de la familia (mi padre como ya dije en alguna entrada anterior ingresaba en uno año si, año también).
Luego he ingresado en dos ocasiones para operarme y he tenido que visitarlo por operaciones o enfermedades de familiares como todo el mundo, pero en mi casa es bien sabida mi aversión a los recintos hospitalarios.
Por eso es sorprendente que durante dos meses casi fuera feliz allí.
Pero tiene su explicación.
Primero, ingresé por un mal no demasiado doloroso ni peligroso con lo que no tenía miedo.
Segundo, después de mis últimas experiencias, allí me podía sentir a salvo…jejeje…con el Bicho buscándome no era poca cosa esta.
Tercero, si pasabas 2 meses en el hospital, te enviaban un mes a tu casa para recuperación…(este no fue mi caso)
Y cuarto, encontré un grupo de gente (enfermos, médicos y enfermeras) realmente bueno.
No todo era perfecto pero…casi.
Ingresé en la 5ª Planta , Medicina Interna.
Después de unas simples y rutinarias pruebas médicas se me puso un régimen de comidas (eso fue al principio).
Y aquí viene la verdad y crudo del tema…aunque no era anormal que ingresara por una simple dispepsia , lo que no era lógico es que me mantuvieran allí durante dos meses…en eso no actuó la providencia ni es destino, sino mi familia que habló con un Médico Militar ( creo que entonces era capitán y era conocido de la familia) y este hizo las gestiones necesarias para que me quedase hospitalizado durante unos días para ver “que se podía hacer”.
Durante años no estuve muy orgulloso de esto, pero el tiempo ha puesto las cosas en su sitio y al final si que había un motivo para mi hospitalización.
El caso es que como podía moverme y no querían que estuviese desocupado todo el día, el Teniente Medina (no es su nombre auténtico, claro y tampoco era el militar conocido de la familia) decidió darme una ocupación y comencé a actuar como Celador.
Me encargaba de ir a recoger pruebas y resultados analíticos, además de acompañar a enfermos a realizarse dichas pruebas.
Realizaba encargos de diversa índole durante la mañana lo que fue una experiencia enriquecedora.
Pronto conocí cada recoveco del hospital, cada planta y personal.
Allí conocí al Canario que se “fingió” loco para que lo excluyeran del servicio militar (lo logró, engañó a todo el mundo, según él, aunque yo creo que en realidad si estaba loco pero el no lo sabía).
Conocí a la extraña pareja del “mariquita” y el “facha”.
Entre mis “obligaciones” estaba la de acompañar a los enfermos a pasar el tribunal médico para exclusión.
Estos dos pasaron el mismo día el tribunal . Al “Facha”, el mismo se denominaba así, lo excluyeron ese día entre gritos y lágrimas “¡No soy ningún inútil!!...¡Quiero servir a mi patria!!!!”…gritaba por el pasillo.
Lo acompañó al exterior la P.M.
Al “Mariquita” lo arrestaron dos semanas y continuó el servicio militar.
Hasta ese día discutían y discutían … “Mari” (así quería que lo llamáramos) decía que si la homosexualidad era una enfermedad para “ellos” que por que no lo excluían del servicio militar, el Facha, decía que la mili hacía hombres hasta los mas “sarasas” y que a ver cuando se enteraba la Mari de que el culo servía solo para cagar….la Mari le respondía con manos en jarras “ Cariño…y la “picha “ pa mear”.
El caso es que intentó que lo excluyeran por depresión ( yo lo hubiera excluido) y cuando no lo hicieron se puso a llorar (yo si creo que estaba, si no deprimido, enfermo si y no de “homosexualidad” sino del alma).
Lo que le costó el arresto de dos semanas por falta de “marcialidad” o algo así.
Como compañeros de habitación tenía a 3 individuos.
El Gordo de Madrid…Era moreno como un tizón y tenía una enfermedad de la sangre (los que sepan medicina puede que intuyan que enfermedad era) que le provocaba fiebres altísimas que lo llevaban al desmayo.
Era un buen tipo pero casi no podíamos hablar , estaba más tiempo desmayado que despierto.
Luego estaba el Adra ( Adra es un pueblo de Almería).Era de familia humilde, de pescadores.
Un tipo con buen corazón pero mal hígado … cualquiera que lo viera diría que tenía aspecto de buen chico ( y además lo era) pero le podía el alcohol y con tan solo 21 años ya tenía el hígado hecho polvo.
Y el tercero en discordia, mi amigo el Caña de San Fernando, el Paqui.
El Paqui era de un barrio marginal de San Fernando.
Era el único que reconocía que su hepatitis era debida al uso de jeringuillas infectadas, el único que reconocía ser drogadicto y que la “puta heroína “ le había llevado por el mal camino.
Tocaba la guitarra y lo hacía bastante bien, desde Soleares a Heavy Rock.
En esos día éramos inseparables ( cuando se licencio vino a mi casa a buscarme para ir al concierto de Barón Rojo en mi pueblo peo yo estaba entonces en Canarias).
Su aspecto y su voz ronca y malhablada, su mirada turbia, lo hacían parecer peligroso (Alfonso, si vienes por mi barrio y alguien de mete contigo di que eres amigo del Paqui…se cagan por las patas pa’bajo) y tal vez lo era, pero tenía un alma generosa y era amigo de sus amigos entre los que aún me cuento esté donde esté.
A el le escribí una canción titulada “El Yonqui”, que cada vez que me veía con la guitarra me obligaba a cantar.
Allí pasé dos meses, entre visitas médicas viendo las Olimpiadas en el salón de la TV (las enfermeras se iban a las 9 y nos permitían estar toda la noche viendo la tele, allí vi a la Selección Española de Baloncesto ganar la medalla de plata ante los USA de Jordan, Ewing, Mullin y demás.
Esos Corbalán, Martín, Epi, Sibilio,Margall,Romay etc,.
Hasta que un día que nos permitieron bajar al patio a jugar al futbol (fue la única vez y era un número ver a aquellos pálidos y enfermizos individuos corría con pijamas de hospital tras un balón de goma dura) tuve un ataque de alergia.
Y aquí viene lo curioso de la historia…me dio jugando al futbol (como me había dado antes en el campo de instrucción y en la cancha de baloncesto pero esta vez fue más virulenta) pedí permiso a la enfermera jefe (una monja …Sor Cabreada la llamábamos) la cual por primera vez en dos meses me tomó por el brazo y le dijo a otra enfermera que me acompañase a la planta.
Bien, yo había alegado esa enfermedad Urticaria Crónica (que padecía desde los 15 años) en el reclutamiento y en el Cuartel de Instrucción de Cartagena.
En ambos lugares no le dieron importancia.
En el Hospital, los médicos me dijeron que podía pasar por tribunal médico ya que mi enfermedad
( Hiperactividad Subcutánea ) se hallaba inscrita en la página tal articulo cual del libro de Exclusiones Médicas por enfermedad.
Varios días después pasé tribunal médico y me excluyeron.
Así que tuve que abandonar el hospital ,camino del Cuartel a esperar que me dieran la licencia.
Aún no me lo creía.
Pero no se que paso que al llegar al Cuartel por la noche comencé a sentirme mal y fui al botiquín donde pasé la noche.
A la mañana siguiente volví a ingresar con un cuadro infeccioso, había pillado a mis 20 años la Varicela…jejejeje…una semana más en el hospital con fiebres de 40 y estaba tan mal que incluso permitieron a mi madre quedarse a pasar las noches.
Pasados los 7 días (con alguna marcas perennes ya de por vida) volví al Cuartel donde me dieron la “blanca” (cartilla militar) y la licencia con el escrito de “inútil total para el servicio”.
Bueno, inútil pero otra vez libre …y no os imagináis lo que sentí al cruzar el umbral.
P.D.-En estos dos meses escribí varias canciones :Al horizonte, El yonqui, Que va a ser de ti?, Ironía, Me dejaste solo , Ayúdame a caminar, Señor, Tal vez y Al cruzar el umbral.
En el reproductor algunas de ellas.
Las letras las incluiré en la siguiente entrada