martes, 7 de septiembre de 2010
DESPLEGANDO LAS ALAS
El Porvenir a la derecha e izquierda ( a esta parte le llamabamos El Parque) y la Estación al frente.
Me licencié (con honor o no …ya sabéis…valor se le supone…jejeje) y tomé aquel tren que silbaba a lo lejos y que parecía no iba a llegar nunca. Pero si llegó.
Lo cogí en la vieja Estación de San Fernando y no avisé a nadie.
Tenía cupones militares que no había usado para el transporte (creo que aún guardo alguno por ahí).Eran de color celeste, creo, un color muy poco marcial.
Mientras abandonaba la estación me asomé a la ventanilla y miré hacia atrás viendo como la Isla de León se perdía a mis espaldas.
El trayecto se hace en poco más de 5 minutos.
Bajé en la antigua estación de Puerto Real (esa que tiraron para mi de modo cruel y erróneo, esa estación tenía además de una historia cultural, muchas pequeñas historia humanas detrás).
Descendí al andén, atravesé el edificio del siglo XIX y me descubrí en el Porvenir.
El Porvenir es el nombre del parque de mi pueblo por excelencia. Hay y ha habido otros parques pero ninguno con la historia y el calor de este. Para los portorrealeños es todo un símbolo, la pena es que ya no lo disfrute nadie como en mi infancia y adolescencia.
Atravesé todo el pueblo hasta llegar a mi casa que estaba en el otro extremo casi y allí me esperaba mi familia que ya se había enterado de que me licenciaban.
Bueno, fue una de las sensaciones mas increíbles que he tenido, hacia un calor bochornoso pero eso no impidió que me tomara con los míos el ritual café de media tarde.
Hubo una época en que la casa de mis padres era lugar de encuentro de mucha gente, la familia de mi madre (tíos, primos, etc.) , mis amigos, los amigos de mis hermanos etc. Siempre había una cafetera puesta a cualquier hora del día.
Esta costumbre no se ha perdido aun del todo, entre otras cosas por que mis hermanos y yo no lo vamos a permitir mientras podamos.
Pasaban los días entre cartas y llamadas telefónicas de amor. Yo no sabía que hacer. Me planteaba marcharme a las Islas, a buscar trabajo , a buscar a mi chica…pero no me atrevía a pedir nada…no era justo.
Una vez más , mi madre y mi hermano se adelantaron a mis pensamientos.
No se el aspecto de mi faz en aquellos días de alegría y melancolía , el caso es que un día , mi madre llego con un sobre de viajes Marsans que contenía un billete de ida de avión a Las Palmas…”He hablado con tu tía y te puedes quedar en su casa cuanto tiempo haga falta”.
Sé lo que le costó a mi madre hacer aquello, era hacer que desplegará mis alas sin saber si mi vuelo me llevaría de vuelta a su casa y cuando.
Pero mi madre nunca ha mirado por ella…y eso le consta a todo aquél que la conoce. Desde los días en que mi padre estaba enfermo de la columna y mi madre se acostaba sin cenar por que todo lo que había de comer ya nos lo había dado a nosotros. Siempre ha sido así. Siempre mira por los demás antes que por ella y por eso se merece todo lo bueno que le pase y más.
Una vez mas, mi madre y mi hermano se sacrificaron (por enésima vez) para que yo pudiera volar y desplegar las alas y así lo hice una tarde calida de Agosto de 1984.
P.D.-En esta época escribí pocas canciones. Recuperé un viejo tema titulado “Pienso en ti” , al que puse música ,”El pastor”, un canto silvestre y retozón, “Siento la lluvia” (traducción al español de un tema mio en ingles titulado “Look at the rain´s down”) y puse música a poemas de Neruda( “Tu risa”) y de Bécquer (“No pudo ser “ y “¿Quién se acordará?”. Además de otros dos temas con los que concluía “Paréntesis”, “Carta a un amigo” y “Mi canción”.
Dejo un par de ellas en el reproductor conociendo que son temas flojos de calidad.
¡Grande tu madre Alfonso!, ahora entiendo de donde proviene tu generosidad y grandeza. Eres un digno hijo, ella debe sentirse orgullosa de la semilla que ha florecido y dado frutos en ésta vida.
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Vuela, vuela alto y sólo pósate para recuperar fuerzas y volar más alto y más lejos aún. Desplegar las alas es ejercicio de hombre libre. Un abrazo, Alfonso.
ResponderEliminar¡Cómo son las madres! Siempre pensando en la felicidad de los suyos. Si ellos son felices ellas también lo son.
ResponderEliminarUn beso.
Esta historia de tu vida no la sabia yo. me alegro de poder enterarme de historias asi
ResponderEliminarUn Besooooooo!
Me ha emocionado mucho tu historia. Es muy bonita, muy tierna.
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