sábado, 3 de noviembre de 2012

CESARINA BENTO MONTESINOS (A LOS POETAS CANARIOS IX)



Cesarina Bento Montesinos nace en Agulo, La Gomera, en 1844, en el seno de una familia acomodada y de cierta importancia social en las islas, de enorme raigambre y poder político, llegando a ser de las más ricas de la Gomera, ejerciendo de mecenas de los más destacados viajeros que recalaban en la Isla en aquellos momentos.
Cuando apenas tiene 10 años, la familia se traslada a Cuba donde vivirá los siguientes nueve años.
Vuelven a España, aunque permanecerán aun 7 años en Cádiz antes de retornar a su tierra natal.
Ha empezado a escribir sus primeros poemas en la isla caribeña donde expresa el influjo que el paisaje y el modo de vida de la isla caribeña despiertan en ella.
Empieza a escribir un libro íntimo que titulará Libro de Escarnai Tóben y Nontisemo, título en donde escribió su nombre como un anagrama, ya que en realidad significaría «Libro de Cesarina Bento y Montesino». Éste todavía se conserva y está forrado de terciopelo con estampados de oro. Está escrito en prosa y verso.
Su obra es desconocida para sus conciudadanos hasta que Sebastián Padrón de Acosta en "Musa isleña: Anchieta…", publicado en la Biblioteca Canaria en 1940 da a conocer su obra.
Cesarina Bento falleció en su Agulo natal en 1910.
Gran parte de su obra es desconocida, pero valga de muestra este hermoso poema que he tenido el placer de musicar como valioso ejemplo.

Los Hombres- Hojas de Cesarina Bento Montesinos

Hay una clase de.... animales raros
Que aún que tienen dos pies y una cabeza
Donde brillan dos ojos semi-claros
Denotando su engaño ó su bajeza,
Pasar intentan por lucientes faros
Hablando de su honor y su nobleza
Y son Hojas no más que fácilmente
El soplo mueve de ligero ambiente.

Ante esas hojas que la brisa lleva
El Tronco se alza soberano, erguido:
La Primavera su verdor renueva;
Con usura le dá lo que ha perdido,
Y su copa gentil al cielo eleva
Sin temer de los vientos el silbido,
Mientras las hojas corren el espacio
Para parar buscando algún palacio.

Eres tú el tronco; Democracia augusta,
Que con placer contemplan los leales.
Alzarse firme, intrépida, robusta,
Contrastando furiosos vendavales.
¿Qué importa pues que la opresión injusta
Vierta su aliento germen de los males
Y en sus últimas, trémulas congojas
De tus troncos se lleve algunas hojas?

¡Dejadlas ir! si fáciles olvidan
Los beneficios del materno seno
Y en el de seres sin honor se anidan
De vil adulación entre el veneno:
De su suerte dejadlas que decidan:
Hojas ni fin descansarán en cieno.
Con compasión miradlas solamente
Que son hojas que agita leve ambiente.

NOTA-La canción en el reproductor soundcick

5 comentarios:

  1. Todo un recorrido de lo más interesante,Alfonso.
    La poesía es preciosa.
    Besos inmensos.

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  2. Hola, nos encanto tu entrada!
    ya somos tus seguidores :)
    somos algo nuevos, esperamos tu visita.
    saludos desde:
    www.nuestro-mundo-diferente.blogspot.com.ar

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  3. No había oído hablar de ella.
    Ahora ya si.

    Saludos.

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  4. Es un gusto siempre descubrir letras tan especiales, no todo gira a dos metros a nuestro alrededor, mas allá del horizonte existen tantas y tan buenas cosas que no adentrarse en ellas seria un estar sin haber estado, un placer leerlas y escucharlas...abrazzzusss

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  5. Te descubro a diario
    nos cuentas cosas que no sabemos

    aprendo cosas lindas de un pasado
    que ha quedado en el recuerdo

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