sábado, 17 de noviembre de 2012

NICOLÁS ESTEVÁNEZ (A LOS POETAS CANARIOS XIV)



Nicolás Estevánez fue sin duda un hombre singular.
Nació en Las Palmas de Gran Canaria el 17 de febrero de 1838, hijo de un militar progresista de origen malagueño, Francisco de Paula Estévanez, y de Isabel Murphy Meade, de una familia de comerciantes de ascendencia irlandesa asentados en España.
Siguiendo la tradición familiar,ingresó en 1852 en la Academia de Infantería de Toledo, y terminó sus estudios en 1856. Ese mismo año tomó parte con su batallón (cazadores de las Navas) en la represión de las jornadas revolucionarias de julio de 1856 en Madrid. Estuvo de guarnición en Cangas de Onís y en 1858 fue comandante militar de Llanes.
Posteriormente hizo la campaña de África en 1859 y 1860  donde fue herido, ascendido a capitán y condecorado con la cruz laureada de San Fernando por haber intervenido en quince acciones y dos batallas. En 1863 fue destinado a Puerto Rico, y en 1864 se le encargó que visitara los Estados Unidos para estudiar los episodios militares más importantes de la Guerra de Secesión, y elaborar la Memoria correspondiente. De octubre de 1864 a julio de 1865 intervino en la guerra de Santo Domingo, mandando un batallón, a pesar de ser capitán.
Toma parte activa en la revolución de 1868 y en el movimiento federal de 1869: detenido en Béjar, estuvo prisionero en las cárceles de Salamanca y de Ciudad Rodrigo durante once meses, recobrando la libertad con la amnistía de 1870. Desde la cárcel colaboró en El Combate y El Rayo. Su nombre aparece, desde el primer número (15 de junio de 1871), entre la relación de colaboradores que figuran en la cabecera de La Ilustración Republicana Federal, publicada en Madrid y dirigida por Enrique Rodríguez Solís.
En 1871, estando destinado en Cuba como capitán, se enfrenta a la decisión de un consejo militar (cuya sentencia considera ilegal) de  la sentencia de muerte contra ocho estudiantes que habían sido condenados en consejo de guerra y Nicolás Estévanez se rompe literalmente su sable ante la injusta sentencia diciendo que “antes que la patria están la humanidad y la justicia”. Por este motivo solicita la baja del ejército pero nunca se arrepintió de lo que había hecho. Hasta hoy existe una placa en la fachada del Hotel Inglaterra en La Habana que recuerda el lugar y el hecho.
De vuelta a la península, integrado en el Partido Republicano Federal es elegido diputado por Madrid en 1872. Elegido para las Constituyentes por tres distritos, optó por representar a Canarias. Proclamada la República el 11 de febrero de 1873 fue nombrado Gobernador de Madrid. Después es nombrado Ministro de la Guerra durante un breve periodo (del 11 al 28 de junio de 1873)
Con la restauración en España del régimen monárquico, y repuestos los Borbones en el trono, hubo de exiliarse con su familia, estableciéndose primero en Lisboa, logrando el gobierno español su expulsión de Portugal en 1876 por sus activismo antimonárquico. Vuelto a Cuba fue también expulsado de la isla en 1879 (el Capitán General le concedió doce horas para abandonarla), marchando a los Estados Unidos y luego a Méjico. Acabó por establecerse en París, donde se integró como traductor y colaborador habitual en la casa editorial de los hermanos Garnier, que mantenía importantes colecciones en español destinadas al número creciente de lectores hispanos de ambos hemisferios. Se encargó primero de preparar ediciones destinadas a un público juvenil, luego algunos títulos técnicos y novelas, para abordar más adelante versiones en español de clásicos: Aristóteles, Séneca, Cicerón, Teofrasto, Montesquieu, Diderot, &c.
Fallece en Francia en 1914.
A pesar de esta azarosa biografía,sus actividades no son exclusivamente militares y  políticas sino también literarias.  Estévanez destacó en sus facetas de poeta, traductor, periodista e historiador.
De entre sus poemas he elegido este “Monólogo Campesino” por considerar que es uno de sus poemas con más fuerza y contenido social...y a la vez mas actual...

  Monólogo Campesino de Nicolás Estevanez


                        El sol me pertenece, el aire es mío,
                        no me tasan el agua porque abunda
                        en claras fuentes y en el ancho río;
                        ¿y no es mía la tierra que fecunda
                        mi labor incesante y fatigosa?
                        ¡Me arrebatan las mieses que he segado,
                        y se las lleva gente perezosa
                        que vive sin dolor y sin cuidado!
                        ¡Tras de quitarme el pan que se me debe,
                        arrancarme los hijos que me ayudan!
                        ¡Y nos llaman soez, inmunda plebe,
                        y si estamos vestidos, nos desnudan!
                        Para vivir nos falta un elemento
                        detentado por leyes inhumanas:
                        con la tierra nos roban el sustento...
                        ¡y respondemos con protestas vanas!
                        Pero la plebe ha de cansarse un día
                        De prorrumpir en quejas inocentes
                        ¡Para acabar con tanta villanía
                        no basta con las uñas y los dientes!

NOTA-Podéis oír la canción en el reproductor soundclick, como siempre.

1 comentario:

  1. Yo estoy esperando que la plebe de un paso al frente.
    Ojalá que pronto.
    Excelente poema de este militar "especial".

    Saludos.

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