La vida se divide, entre otras muchas
cosas, en intenciones y resultados.
Hay quién cree que están unidos por
una delgada e imprevisible línea, por una sucesión de pequeñas
hebras que dictan una dirección.
Incluso hay quienes creen que son la
misma cosa o, al menos, que unas dirigen a los otros.
Para una intención siempre existen
varios resultados que son caminos más o menos previsibles.
Discrepo.
Uno siempre actúa, consciente o
inconscientemente, con al menos una intención (algunas veces varias)
y a menudo cree preveer el resultado.
Y ahí está el error.
Porque, y en eso me muevo, la
intención, la única responsabilidad que asumo, es única, privada e
intransferible.
El resultado es el cúmulo de
circunstancias.
Por eso, actúo siempre consciente y
responsable de mis intenciones, porque de los resultados ya se
encarga el universo...y de esos, de esos vo al menos de la lectura
que se haga de ellos, si que no me hago responsable.
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