lunes, 13 de junio de 2016

LE LLORO LA LUNA (LA ALMOHADA DEL VIAJERO, 10) SERHANE L. MAMOUNI



LE LLORÓ LA LUNA          DE SERHANE L. MAMOUNI

 
Le lloró la luna antes de partir: “Mi luz plateá peina las dos orillas, a diario presencio los nocturnos "adiós" y los "hasta pronto". Soy la testigo de tu destino, hijo mío, y marcará a los tuyos".

En la otra histórica columna
abandonada a su suerte
se muere la orilla rifeña,
tierra de roca y de yermo piso
de techos plateados de hojalata,
de paredes de estiércol y paja,
de bocas acalladas de día,
y que en sus eternas noches
la parca recoge
a los últimos moribundos,
e indulta vilmente a sus vástagos
que lloran su dolor del hambre,
de las injusticias del maldito delfín.

Y a ocho millas más allá,
detrás de las asesinas concertinas,
de las balas de goma y plomo,
de las densas brumas
y de las fauces marítimas,
la columna gemela yergue orgullosa
el estandarte del hombre blanco,
un canto embaucador
para los hambrientos
de libertad, de sueños,
de pan, y de no más cebolla cruda.

"¿Es un hasta luego o es un adiós?"
Con lágrimas derramándose bajo su piel
con sentires sepultados en su trémula carne
se despide, frío entre sus dientes,
de su cuna, de sus madres, de las ánimas...
confiando su estrella a "Al'maktub".

Suena el teléfono y una voz ajena reclama a un pariente.

(La almohada del viajero).

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