Andres
Sanchez Robayna es un poeta canario nacido en 1952 en la hermosa
población de Santa Brígida en el centro noreste de Gran
Canaria.Cursa estudios de Filología Hispanica en la Universidad de
Barcelona donde se doctora en 1977.
Es
catedrático de Literatura Española en la Universidad de La Laguna
en Tenerife.
Fundó y
dirigió las revistas Literradura (1976) y Syntaxis (1983).
Fue
director de la sede canaria de la Universidad Internacional Menéndez
Pelayo, así como director del Departamento de Debate y Pensamiento
del (CAAM , Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas de Gran
Canaria, a raíz de su fundación. Dirige el Taller de Traducción
Literaria de la Universidad de la Laguna.
Autor
de poemarios como Día de aire (Tiempo de efigies)1970, Tinta,
(1981),Palmas sobre la losa fría. ( 1989),Fuego blanco(1992),
Inscripciones(1999) o La sombra y la apariencia(2010) y de gran
cantidad de ensayos y traducciones (poetas como Wadsworth,Valery o
Espriu) y editor de numerosas obras entre las que destacaría la de
Antología poética de Alonso Quesada en 1981 y la de Las rosas de
Hércules de Tomas Morales(2000).
Es
además Premio Nacional de Traducción en 1982 y Premio Nacional de
la Crítica por su libro de poemas La Roca (1984).
Para
conocer un poco mas de este fantástico poeta canario os recomiendo
su pagina web, http://www.andressanchezrobayna.com/
De entre
su obra poética seleccione este hermoso poema titulado Las Primeras
Lluvias de su libro “Fuego Blanco”(1992).
Las
primeras lluvias de Andres Sanchez Robayna
La tierra de que hablo, hacia noviembre,
conoce el viento. Llega, desde el este,
hasta los arenales como un ave sedienta,
soplas las aguas negras. Esta noche
removió los postigos mal calzados
y agitó la palmera. En los cristales
chillaba como un pájaro perdido.
Dibujará en la grava algún signo remoto,
y veré casi al alba las huellas del fragor
sobre los restos del volcán, el naufragio nocturno.
Será un signo de nuestra vida, un eco,
ya inerte, de la tromba del cielo, que ignoramos,
querré leer en él, y será como unir,
nuevamente, las hojas resecas para un fuego.
¿Qué nos aguarda, puro, en el estruendo,
en el pico del ave enhebrando los mundos
de cuanto conocemos e ignoramos? Seguimos
recogiendo las hojas, y veremos
en la rama quebrada una imagen posible
del estertor del cielo, anoche, entre las nubes
aún grises a esta hora temblorosa.
Nada, ni tan siquiera el viento que rompía,
de madrugada, contra los postigos,
contra la grava, oscuro contra oscuro remoto,
podrá decir el signo, en la ignorancia.
Saber de un no saber, ni siquiera el sentido
de la ignorancia, ahora que las gotas resbalan
sobre el cristal, sobre la transparencia.
De "Fuego blanco" 1992
La tierra de que hablo, hacia noviembre,
conoce el viento. Llega, desde el este,
hasta los arenales como un ave sedienta,
soplas las aguas negras. Esta noche
removió los postigos mal calzados
y agitó la palmera. En los cristales
chillaba como un pájaro perdido.
Dibujará en la grava algún signo remoto,
y veré casi al alba las huellas del fragor
sobre los restos del volcán, el naufragio nocturno.
Será un signo de nuestra vida, un eco,
ya inerte, de la tromba del cielo, que ignoramos,
querré leer en él, y será como unir,
nuevamente, las hojas resecas para un fuego.
¿Qué nos aguarda, puro, en el estruendo,
en el pico del ave enhebrando los mundos
de cuanto conocemos e ignoramos? Seguimos
recogiendo las hojas, y veremos
en la rama quebrada una imagen posible
del estertor del cielo, anoche, entre las nubes
aún grises a esta hora temblorosa.
Nada, ni tan siquiera el viento que rompía,
de madrugada, contra los postigos,
contra la grava, oscuro contra oscuro remoto,
podrá decir el signo, en la ignorancia.
Saber de un no saber, ni siquiera el sentido
de la ignorancia, ahora que las gotas resbalan
sobre el cristal, sobre la transparencia.
De "Fuego blanco" 1992
NOTA-La canción, como siempre, el el
reproductor soundclick , arriba a la derecha.