TARDE DE SILENCIOS DE SERHANE L. MAMOUNI
Cogidos de la mano
bajo la lenta llovizna.
Mirarnos a los ojos,
pensarnos, sonreírnos y sabernos
sin decir nada.
Nuestra alegría, las dos ninfas,
poco que hacer para
detenerlas.
Su fiesta y su juego siempre ganan
con las botas embarradas,
salpicándose con su loco chapotear.
Susurramos:
"Siempre, siempre hay tiempo
de amores,
para amar, amarnos y amarlas".
Joviales, pletóricos
Somos de nuestra dicha,
la de dos amores viejos,
la del juramento de un amor
de un otoño,
que perdura su suerte
en dos nuevos amores,
en dos nuevos nacientes,
de un verano y de un otoño.
Susurramos:
"Siempre, siempre hay tiempo
de amores,
para amar, amarnos y amarlas".
(La almohada del viajero).
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