En la noche del 24 julio, en la víspera del dia de Santiago,
a las 20,41 de la noche, el tren Talgo 730 procedente de la Estación de
Chamartín, Madrid que transportaba 218
pasajeros y con final de trayecto en la ciudad de Ferrol, descarrilaba en la
curva conocida como «A Grandeira», situada aproximadamente a unos 3 km de
la estación de Santiago de Compostela, cerca de la población de
Angrois....dejando un dramático balance de 80 personas fallecidas y mas de un
centenar largo de heridos...y el corazón de los españoles roto...
Esa misma mañana, mi amiga, la escritora Nieves Alvarez
escribe este “In Memoriam” , este homenaje a las víctimas del suceso...al que
instantes después, aún con el dolor en el pecho (ese mismo que rememoro hoy) le
pongo música...Es lo único que se hacer...y es lo que siento que puedo
compartir con los familiares y amigos...Desde aquí mi homenaje a los que esa
noche (y para toda la vida) sufren por los errores, la falta de previsión y el
“ahorro” de los de siempre.
Gracias, Nieves, por escribir tan hermoso panegírico
In memoriam
de Nieves Alvarez
Y de pronto la vida
dejó de tener pies y manos
y eufemismos.
Los ojos fueron mares
mientras se preparaban
las galas de una fiesta,
los muertos
dejaron los espacios
en veranos fantasmas
y todo fue silencio
cuando la multitud
era un grito apagado, solidario
y la mirada un verso transeúnte.
Queríamos saber
por qué llegó la noche
- de repente - si la luz
aún no se había escondido.
Por qué los sueños
volaron por los aires,
(igual que en otros trenes
de recuerdo infinito)
acarreando el tiempo
de todos los dolientes.
Una vez más el tren,
una vez más
la trágica llamada de lo ignoto.
Las fauces del abismo
se abrieron
tragando la esperanza
camino de Santiago.
El dolor
se derrama por las vías
y por los corazones.
Y de pronto la vida
dejó de tener pies y manos
y eufemismos.
Los ojos fueron mares
mientras se preparaban
las galas de una fiesta,
los muertos
dejaron los espacios
en veranos fantasmas
y todo fue silencio
cuando la multitud
era un grito apagado, solidario
y la mirada un verso transeúnte.
Queríamos saber
por qué llegó la noche
- de repente - si la luz
aún no se había escondido.
Por qué los sueños
volaron por los aires,
(igual que en otros trenes
de recuerdo infinito)
acarreando el tiempo
de todos los dolientes.
Una vez más el tren,
una vez más
la trágica llamada de lo ignoto.
Las fauces del abismo
se abrieron
tragando la esperanza
camino de Santiago.
El dolor
se derrama por las vías
y por los corazones.
Nota-Podéis oírla en el reproductor sounclick, arriba
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