Una noche , después de una presentación literaria en la librería
El Aprendiz ,donde los chicos de la La Media Luneta presentábamos
dos libros de una tacada, el libro de relatos de David Verdugo , “El
Idioma de la señales” y el poemario de José Manuel Jaén, “
Manual del buen sepulturero y otras tumbas de carne y verso”
mientras estábamos tomándonos unas cervezas y bromeaba y reía con
mis compañeros y amigos Rafa, Irene y Rosalía se me ocurrió
dedicarles un poema titulado “Complicidad”...y de ahí, como
suele ocurrir con este cafre loco que soy , enredando, enredando, se
me ocurrió grabar un mini disco con poemas musicados de los amigos
que allí estaban compartiendo cervezas, risas, luces y sombras
conmigo....Así que con la “complicidad” de Rosalía y Rafa , a
quienes pedí algunos poemas de los compañeros nació este pequeño
homenaje...
Y al primero que musiqué fue a David Verdugo Abad...Deivid pa los
amigos...
Este chiclanero con alma de contador de historias además de
relatista y , aunque se prodigue poco en ello, también es poeta...y
un magnifico diseñador gráfico...no en vano tuvo el detalle de
crear el cartel anunciador de mi presentación en Mendaro 9 en
Chiclana...
Su libro de relatos , “El idioma de las señales” es una pequeña
joya ( pequeña por el tamaño de los textos que no por su calidad)
altamente recomendable...
Yo por mi parte le tomé prestado este poema...que habla de su
barriada...la tuya, la mía...la nuestra...
BARRIADA DE DAVID VERDUGO
Hoy te he vuelto a ver igual que ayer:
tus ventanas abiertas al levante,
las piezas de tela repicando en tus
tendederos,
rabioso el negro en tu sueño
y en las heridas de tus aceras.
Hoy me miras altiva, ¿es que no ves
el rubor de tus paredes desconchadas?
Las firmas que salpican tus puertas,
los tiznones que escurren de tus
fachadas.
Como los churretes en las caras de los
niños,
que ayer jugaban en tus manchones,
bautismo de tierra y golpes
en las rodillas,
sobre la arena.
Y el ciclo que se repite:
las trifulcas del lecho,
las confesiones de la escalera,
el bosquejo del rufián y el solitario,
y el porvenir naufragando en la mirada
de los muchachos sentados en tus
bancos.
Y las paredes van contando tus
plegarias.
Y el sol te va encalando de letargos.
Hoy la he vuelto a ver.
Saluda, se esconde,
se consume, se derrite, se retuerce
como un niño en un útero de piedra.
En su burbuja de cemento y ladrillo,
a sí misma encerrada.
Se pregunta por el tiempo,
se santigua
mi barriada.
Nota-Podéis oír la canción en el
reproductor soundclick, arriba
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